CRÓNICA

Un sábado de septiembre en la Cuenca romana

Que mejor plan para hacer más llevadera la vuelta a la rutina después del cálido verano que visitar un sábado de septiembre la Cuenca romana representada por la villa de Noheda y las ciudades de Valeria y Segóbriga.

Una nueva cita bien temprano en el vestíbulo del Museo, el reencuentro entre amigos y con las expectativas muy altas, nos pusimos en marcha en un viaje que una vez más nos confirmó la riqueza arqueológica y medioambiental de nuestro país.

VILLA DE NOHEDA

Después de un almuerzo previo para coger fuerzas, comenzamos por lo menos conocido, o lo más recientemente investigado, la villa romana de Noheda. Tres grandes espacios se ofrecen al visitante. El primero son las termas cuyo volumen se está reconstruyendo en una ligera malla metálica con un efecto que facilita la comprensión de las tantas veces enigmáticas ruinas. Un segundo espacio, una gran edificación en proceso de excavación, se interpreta como una sala de ceremonias y recepciones.

Por último, la gran sala rematada en exedras pavimentada por una enorme superficie de mosaicos con un programa decorativo excepcional y decorada con mármoles en las paredes procedentes de las mejores canteras del Mediterráneo. La explicación detallada, documentada y atractiva que recibimos del director de la investigación, Miguel Angel Valero, consiguió recrear la existencia de este importantísimo conjunto arqueológico tan representativo de las villas tardorromanas a la vez que tan extraordinario por sus hallazgos, que se conservan en el Museo de Cuenca.

Este extraordinario yacimiento, aunque conocido desde antiguo, no comenzó a excavarse hasta el año 2005 y todavía queda mucha investigación por delante hasta conocer mejor su alcance y desvelar quien era su acaudalado y poderoso propietario.

VALERIA

A continuación fuimos a la ciudad de Valeria, situada en un entorno paisajístico excepcional entre dos hoces fluviales, donde visitamos interesantes ejemplos del programa de monumentalización y el diseño urbano con el que dotaban los romanos a sus ciudades: foro, basílica, un espectacular ninfeo, las no menos espectaculares cisternas, tabernae, y viviendas con huecos abiertos al acantilado anticipando las casas colgantes medievales de Cuenca.

SEGOBRIGA

Si bien el almuerzo había sido “preventivo” puesto que no habíamos iniciado las visitas, ahora sí que necesitábamos descansar. Así lo hicimos en un buen restaurante bien conocido por los que frecuentan esta carretera y recargamos fuerzas de cara a la visita que completaría el día y nuestras expectativas: la ciudad de Segóbriga. caput Celtiberiae llamada por Plinio, fue un temprano municipium romano favorecido por la explotación de las minas de lapis specullaris que permitió un amplio desarrollo económico y urbano como pudimos conocer en la visita.

Desde la muralla y sus puertas, el foro, la basílica, el teatro y el anfiteatro, las termas, las viviendas, las necrópolis, nada falta en Segóbriga del programa monumental urbano romano, en un entorno paisajístico que se ha mantenido prácticamente intacto desde época romana, lo que ayuda a contextualizar y entender la ciudad y su territorio.

El llamado Centro de Interpretación, más bien un excelente museo de sitio, contribuyó a la compresión de la ciudad con su interesante información y las piezas expuestas, entre las que nos sorprendió por su gran calidad el conjunto escultórico con el retrato de Agripina, los togados y el thoracato.

Los tres yacimientos cobraron vida gracias a los expertos que nos acompañaron y guiaron en la visitas. En la villa de Noheda Miguel Angel Valero, director de las excavaciones y del proyecto de investigación del yacimiento; Miguel Contreras, director del Museo Provincial de Cuenca, en Valeria; y Rosario Cebrián en el Parque Arqueológico de Segóbriga, que dirigió durante una década, y directora del proyecto científico de excavaciones e investigación.

No solo nos aportaron información y datos sino que nos transmitieron su conocimiento y su pasión por los trabajos que realizan y lo compartieron con nosotros en un día que disfrutamos y sin duda recordaremos por lo que les agradecemos profundamente el tiempo que nos dedicaron.

La concentración en un mismo día de la visita de tres extensos yacimientos y los kilómetros que supuso hacerlo, tuvo un efecto muy positivo al facilitarnos una mejor comprensión del territorio en el que se asientan, permitiendo una visión más amplia y certera de la provincia de Cuenca, tan importante y atrayente para Roma, que fundó en ella un elevado número de ciudades, como Valeria y Segóbriga, dotadas con completos programas monumentales y urbanísticos, con asentamientos rurales con explotaciones agrícolas y ganaderas, como la suntuosa villa de Noheda, y una red de vías de comunicación que permitieron enlazar estas ciudades del interior con la costa mediterránea.

Hicimos esta visita en un momento en que el campo estaba especialmente bonito, trabajado y verde por las últimas lluvias. Si a ello le sumamos una temperatura ideal el resultado es una jornada espléndida en la que ampliamos nuestra visión de Hispania con un mejor conocimiento del mapa romano de Cuenca.

Gracias una vez más a las personas de la Asociación de Amigos que programan los viajes y organizan las visitas y que con el trabajo y esfuerzo que aportan generosamente nos ofrecen oportunidades tan gratas como este viaje a la Cuenca romana.